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lunes, 2 de mayo de 2011

Mate Cosido y La Forestal

Segundo David Peralta no era chaqueño. Nació en Monteros, Tucumán, en 1897. De joven salía con una chica que también le interesaba a un policía y el policía hizo lo que los policías vienen haciendo desde hace muchísimo tiempo: le inventó una causa para sacarlo del medio. Peralta escapó a Chaco.

En su vida usó siete nombres falsos pero tuvo sólo un alias, Mate Cosido, por una cicatriz oblicua sobre la frente, del lado derecho, de un centímetro. Eso dice su prontuario de Gendarmería, que lleva el numero uno. En la década del 30´ del siglo XX Chaco era territorio nacional y lo que no dice la ficha del bandido es que esa fuerza se estableció y organizó en el norte con el objetivo de atrapar a Peralta, tarea impulsada por las firmas Bunge y Born, Dreyfus, La Forestal (el monopolio inglés del quebracho colorado), y los dueños de estancias, a quienes Peralta robaba sin pausa acusándolos de explotar al obrero.

El 22 de diciembre de 1939, la banda de Mate Cosido secuestró al encargado de una estancia llamado Jacinto Berzón, pidiéndole a su familia 50.000 pesos de rescate con estas instrucciones: El 7 de enero de 1940, antes de que el tren llegase a Villa Berthet, a una señal debían tirar el paquete con la plata por una ventanilla. El día fijado, Mate Cosido y el Tata Miño, integrante de su banda, hicieron la señal con una linterna y el tren redujo la marcha, desde una ventanilla tiraron un paquete (tenía recortes de diarios) y ellos se acercaron. De pronto, una bengala iluminó el lugar. Mate Cosido quedó inmóvil con la 45 en la mano; había caído en la emboscada.
Los gendarmes se incorporaron y tiraron con carabinas Máuser y pistolas Ballester Molina calibre 38 a todo lo que se movía. También traían una ametralladora pesada Colt 7,65 que estaba tapada con una lona en un vagón bajo y sin techo.
Un balazo dio en la mochila que llevaba el Tata Miño y evitó que cayera muerto, pero su jefe sintió que algo le perforaba y quemaba la cadera, le habían dado. Mate Cosido estaba herido y expuesto justo frente de la ametralladora. Preparado para lo peor, de repente escuchó un chasquido, y otro más, y otro, el gendarme artillero se puso pálido, tenía a Mate Cosido a su merced pero en el apuro se habían olvidado de quitarle el seguro a la ametralladora, Mate Cosido no desaprovechó la oportunidad y corrió por su vida. Entre gritos y más tiros el enemigo público número uno del Chaco había escapado en la oscuridad de la noche.
El territorio del Chaco recién sería provincia en 1951 y en la década del 30 en ese territorio actuaba Gendarmería, la que se estableció y organizó en el norte con el objetivo de atrapar a Peralta presionada por empresas que aportaban grandes sumas de dinero para acabar con sus fechorías, como las firmas Bunge y Born, Dreyfus, La Forestal (el monopolio inglés del quebracho colorado) y los dueños de muchas estancias, a quienes robaba acusándolos de explotar al obrero.
Sin embargo la Gendarmería no pudo cumplir con su misión, y en aquella refriega en la estación de Villa Berthet fue la última vez que lo vieron. Hace más de 60 años, cuando escapó a la emboscada, Mate Cosido se convirtió en una leyenda –la del bandido benefactor– y también en un misterio jamás resuelto.
Peralta no era chaqueño. Nació en Monteros, Tucumán, en 1897. Tenía cinco hermanos. Al terminar la primaria trabajó en una imprenta, era culto y planificaba sus golpes al detalle, se lo conocía como el bandido de los pobres y escribió algunas notas en la revista Ahora en las cuales justificaba sus robos, explicando que los verdaderos ladrones eran los que explotaban al trabajador y al suelo argentino.
Su banda estaba formada por unos 15 hombres, entre ellos Pascual Miño, alias el Tata Miño; Eusebio Zamacola, alias el Vasco; Mauricio Herrera, alias el Indio; Antonio Rosi, alias el Calabrés, y Pedro Fitz, alias el Alemancito. Con ellos asaltó trenes y empresas; también a viajantes, pagadores y productores. Se escondía en los montes chaqueños y en Santiago del Estero y Tucumán. En Córdoba tenía una casa quinta tipo fortaleza donde vivía su mujer, Ramona Romano, y su hijo, Ricardo Fernando.
Dicen que conoció a Vairoletto apodado el bandolero romántico y que juntos perpetraron algunos asaltos, como el de marzo de 1938, en el que robaron al gerente de Quebrachales y en un tiroteo murió un civil. Vairoletto creyó que había un soplón entre los de Peralta y volvió al sur.
Mate Cosido dio más golpes en 1938 y 1939 hasta que con su banda secuestró a Jacinto Berzón, y es allí donde uno de sus hombres, Julio Centurión, que cuidaba al secuestrado, lo traiciona, dejó libre a Berzón y por sus informes la Gendarmería preparó la trampa del tren de Villa Berthet.
La herida en la cadera que se llevó Mate Cosido en esa emboscada fue muy seria. Dicen que escapó hacia Añatuya, en Santiago del Estero, y aunque los gendarmes le siguieron la pista y hasta encontraron su bombacha de campo manchada con sangre, nunca pudieron encontrarlo.
A mediados de 1940 se dijo que había muerto al infectarse la herida de la cadera; se dijo que se refugió en Córdoba; se dijo que la traición lo decidió a abandonar la delincuencia e irse a Paraguay donde pasó el resto de su vida, se dijeron muchas cosas, pero lo único cierto es que le decían Mate Cosido, tenía 43 años, escapó milagrosamente de una emboscada y nunca más se supo nada de él

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